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Portugal. Día 7. El regreso.

Iniciamos el regreso de nuestro primer viaje en autocaravana, tenemos previsto visitar Estremoz y Vilavicosa pero el cansancio ya hace mella y las niñas están un poco saturadas. 

Al llegar a Vilavicosa el parking que encontramos está un poco alejado de la zona monumental por lo que mientras las niñas comen algo yo me doy una vuelta y compro algunas botellas de vino del Alentejo. 

Seguimos camino hacia Vilavicosa, aparcamos junto a un parque con restaurante en el que comemos mientras las niñas se quedan en el parque infantil. Me aventuro a probar la migas alentejanas que resultan un fiasco. 

Reemprendemos viaje y un poco antes de las siete de la tarde estamos en casa. Después de descargar me voy para Hidalgo a entregar la autocaravana.



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Kilómetros recorridos: 548 Km
Tiempo empleado: 5h 11’

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Portugal. Día 6. Lisboa: Belem.

Durante la noche ha llovido sin embargo el cielo está despejado, empezamos a desayunar, a recoger, a ducharnos… le he cogido el gusto a esto de poner la calefacción y el café y después del café con la auto calentita darme una ducha.

Por la noche cuando empezó a llover quitamos el enchufe y al ir a ponerlo no funciona. Desmonto los enchufes, las niñas le piden un destornillador a una familia que está en la parcela de abajo, lo pruebo y no funciona. El padre de las niñas de Vigo me trae su adaptador para probar y tampoco, finalmente le pido al vecino de Madrid que me deje probar en su parcela y si va, así que voy a recepción y de repente se inicia una granizada en todo regla, cuando llego comprueban que efectivamente la E36 está sin luz, cuando escampa aprovecho para comprar el pan y vuelvo a la parcela para preparar unos bocatas y salir lo antes posible. Al rato llegan a levantar el diferencial y problema resuelto.

Decidimos coger lo paraguas por si se repite la granizada y cuando  estamos cerrando la auto vuelve  con más fuerza, nos refugiamos en recepción hasta que podemos remprender la marcha.

Esta vez el autobús tarda menos pues nos bajamos en Belem y no llegamos hasta el centro, además va casi vacío mientras que ayer iba totalmente lleno. Definitivamente el Jueves Santo no es fiesta en Portugal y el Viernes Santo si lo es.

Nada más bajar nos vamos a la cola para entrar al Monasterio de los Jerónimos, las niñas se sientan en la escalinata de la puerta principal a la iglesia del monasterio y unas, digamos orientales, le echan fotos y vienen a preguntarme que por qué las chinas les echan fotos a ellas.

Al llegar a la entrada nos enteramos que hoy no cobran, es gratis, aunque te dan los billetes. Nada más entrar accedemos al claustro, para mí los portugueses son especialistas en majestuosos claustros como los de las catedrales de Oporto o de Évora, pero éste sin duda los supera a todos. Recorremos sus galerías inferiores donde está la tumba del famoso poeta portugués Fernando Pesoa y subimos a las superiores por la escalera principal cuando todavía no nos hemos sobrepuesto de observar esta maravilla del XVI accedemos al coro alto de la iglesia y si del claustro ya había oído hablar, la iglesia manuelina no le va a la zaga, simplemente grandiosa.


Por una especie de túnel bajamos para ir a la iglesia, a la entrada observamos un Cristo parecido a los vistos en Óbidos y San Roque. Recorremos el interior y en la salida descubrimos la tumba de Vasco de Gama.


Cuando salimos vemos que la entrada al Museo Arqueológico Portugués está allí mismo, el Museo está dentro del propio monasterio. La foto de la entrada es de un sarcófago egipcio y como la pequeña ha dado en clase la cultura egipcia decidimos entrar aunque no visitamos todas las salas y otras las pasamos muy rápidamente. Al llegar a la parte dedicada al antiguo Egipto la experta nos ilustra sobre papiros, Nefertitís y momias de la que vemos un ejemplo.

Al salir decidimos comernos los bocadillos en el parque entre el monasterio y la torre de los descubrimientos, al acabar nos vamos para el monumento. Justo delante en el suelo hay una gran rosa de los vientos con un mapamundi en su interior donde están señalados los descubrimientos portugueses.

Me acerco al monumento y veo que se puede subir, hay un ascensor, pero creo que no merece la pena pagar 3 € sólo por las vistas, así que fotos de rigor y en marcha hacia la torre de Belem. El camino se hace largo, además cuando creemos estar llegando comprobamos que el paseo está cortado por la entrada a unos pantalanes de atraque por lo que hay bordearlo, el rodeo es bueno.

Llegamos a la torre y las niñas se dedican a apuntar con los cañones, salimos al patio y después bajamos a las mazmorras donde tengo que entrar casi a gatas para estar de pie meto la cabeza en una especie de respiradero.


Subimos a la primera planta pero para continuar hay que subir por una estrecha escalera de caracol donde además hay  un importante trasiego de gente por lo que Lupe se queda con las niñas y con la mochila y subo yo sólo. La subida se hace eterna, pero no más que la vuelta hasta los Jerónimos que ya el cansancio va haciendo mella.

Nos acercamos a la pastelería de Belem pero la cola sigue siendo grande por lo que mientras Lupe hace unas compras yo me acerco a otra pastelería y compro los pasteles allí.
Cogemos el autobús y volvemos al camping. 

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Portugal. Día 5. Lisboa: Baixa, Alfama y Barrio Alto.


Nos tomamos la salida tranquila, decido afeitarme y ducharme en la auto para probar y de lujo, calentito con el agua suficiente y lo mismo el espacio, suficiente hasta para mí.

Cogemos el autobús 714, no es caro 8,75 los cinco. Pero tarda muchísimo en llegar al centro casi una hora. En una parada de Belem vemos de nuevo, y por última vez, a la familia vasca a la que saludamos desde el autobús.


Bajamos en la plaza Figueira, donde compramos abonos transporte para 1 día a 5 € más 0,5 de la tarjeta 7 colinas. En la cercana plaza de Santo Domingo nos sorprende la presencia de muchas personas, hombres principalmente, de raza negra. Parece ser que en la semi destruida iglesia del mismo nombre hubo un párroco originario de Guinea, por lo que sus compatriotas iban allí para oírlo predicar y desde entonces es costumbre que se reúnan allí. Después tenemos que hacer una parada técnica en el McDonald de la Praça Dom Pedro IV. Una vez todos listos enfilamos la peatonal Rua Augusta. Se trata de una calle turístico – comercial donde compramos algunos recuerdos. Por el arco de la Rua Augusta desembocamos en la Plaza del Comercio.



Observamos y cruzamos esta gran plaza hasta llegar a las aguas que el Tajo a vertido en el Mar de la Paja buscando el Atlántico y decidimos quedarnos allí a comernos unos bocadillos, mientras observamos el puente 25 de Abril y el Cristo en la colina del Almada al otro lado del estuario.  Aparece un señor que tiene una curiosa forma de alimentar a las gaviotas y que entretiene al turisteo.

Volvemos hacia el centro por la Rua Prata, en una tienda compramos unos zumos y una bola de carne y queso que supongo será algo típico de Lisboa, pero la verdad es que no es gran cosa.

Nos vamos hacia la Catedral y allí subimos al tranvía nº28, damos una vuelta por Alfama, hasta llegar al Castillo de San Jorge. Empieza a llover y nos refugiamos en una parada de autobús, cuando llega subimos y nos vamos de nuevo a la parte baja.

Vamos al elevador de Santa Justa en el que hay una cola importante, subimos y admiramos Lisboa desde otro punto de vista. Ya en el barrio alto tomamos un café en una plaza junto a las ruinas del Convento do Carmo  destruido por el terremoto de Lisboa de 1755. Junto a las ruinas hay cuartel de la guardia nacional republicana cuya puerta vigila un soldado con uniforme de gala y sable al hombro.


Nos ponemos a andar para buscar el  ascensor de la gloria y sin querer encontramos la magnífica iglesia de San Roque, bajamos y llegamos a la Praça dos Restauradores desde donde pasamos por la Estación de Rosio y de allí volvemos a la iglesia de Santo Domingo en la que admiramos su semidestruido interior, desde allí a la Plaza Figueira para iniciar la vuelta.

Cogemos el autobús, desde donde vemos una impresionante cola en la pastelería Belem, los franceses que van detrás de mí en el autobús me dicen que por la mañana era igual.

Al llegar al camping lo primero voy a vaciar y llenar. Las niñas se tranquilizan haciendo una cruz adornada con flores y después viendo vídeos de semana santa, que se echa de menos, y no se portan mal ni para acostarse.




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Portugal. Día 4. Sintra.

Alguna de las niñas ha tocado diana temprano, nos hemos puesto en marcha muy rápidos. El viaje ha sido tranquilo porque el primo igo nos ha mostrado las carreteras secundarias portuguesas y la velocidad tenía que ser lenta, aunque los portugueses no observen esa necesidad.

Al llegar a Sintra nos hemos encontrado con una calle en la que nos indicaba prohibido para vehículos de más de 3,5t. No nos hemos atrevido a entrar pero después de unas vueltas estábamos otra vez allí y esta vez si que hemos entrado, fue el bautismo de fuego con “el bicho”, pero superado sin más problema que en una calle de doble dirección cuando bajábamos subían tres jeep cargados de franceses, luego nos hemos enterado en el parking donde todavía quedaban más de una decena de Jeep que eran empleados de la empresa de seguros Axa, que se dedicaban a realizar pruebas tipo gymkana por la sierra,. El parking muy bueno, con otras dos autos aparcadas una de ellas española, el único temor que se nos pegaran mucho los coches de los lados y no pudiéramos maniobrar para salir. Para los que se atrevan parece buen sitio para pernoctar.


Hemos subido hacia el Palacio Nacional de Sintra que estaba cerrado, no entraba en nuestros planes visitarlo, y desde allí a la oficina de turismo donde hemos cogido unos planos y hemos preguntado por el autobús para subir al Palacio da Pena que se coge en la misma puerta. Nos colocamos en la parada, que no hay nadie pero pronto la gente empieza a amontonarse literalmente, porque parece que nadie está interesado en hacer cola.

El autobús no tarda pero pese a entrar los primeros es imposible sentarse, el conductor nos indica que las niñas no pagan sin ni siquiera preguntar su edad. Aunque parece estar lleno la gente sigue entrando, pero cuando la puerta se cierra el conductor inicia una competición no se sabe cómo ni con quien  pero quiere llegar pronto arriba, no le importa que en algunas curvas incluso tenga que maniobrar porque el autobús no cabe. O tienen plus por viaje o simplemente es la manera de conducir lusa.

Al llegar al Castillo dos Mouros invita al persona a bajar y al ser preguntado indica que el Palacio da Pena está a 500 metros, 10 minutos a pie … y sería verdad, pero subiendo una pared.

En la taquilla comprobamos que las mayores tienen que pagar por lo que decidimos que todas tienen un año menos y compramos la entrada combinada para Mouros y Pena. Accedemos al recinto del Castillo dos Mouros, pero para llegar hasta él hay que recorrer un largo pero agradable camino durante el que nos vamos entreteniendo hasta con los abejorros. Cuando por fin accedemos al castillo el viento sopla muy fuerte por la otra cara de la montaña, el castillo tiene grandes almenas muy bien conservadas.


Cuando recorremos el camino de vuelta nos volvemos a encontramos con la familia vasca que han visitado primero El Palacio da Pena y luego han bajado andando hasta el Mouros, esta opción creo que es más acertada.


En la salida nos tomamos un descanso, vamos al servicio e iniciamos la subida, cuando llegamos a la entrada del palacio en realidad falta mucho por subir pero por un módico precio de 2 euros te sube una especie de tranvía. Sintra es el parque temático de los palacios y las Quintas.


Su aspecto exterior y el lugar donde está construido son imponentes pero cuando se accede al interior la sensación es la misma, lástima que no permitan hacer fotos.
Bajamos de nuevo en el falso tranvía y esperamos autobús, el primero pasa lleno y no para, cuando llegamos abajo buscamos un restaurante, y pedimos para las niñas huevos fritos, los huevos de la paz, la comida resultó tranquila.

Nos fuimos para la auto, aunque de camino pensamos que podíamos visitar la Quinta Regaleira pero decidimos que mejor irnos a Lisboa temprano, ya tenemos excusa para volver por aquí.

Salimos sin problemas del parking, tuvimos un buen viaje y llegamos al camping sin problemas. El Camping es el más caro de todos los que hemos visitado y además nos falta un adaptador para enchufar. En el camping nos lo venden a 25 € aunque me recomiendan ir a Leroy Merlín que esta cerca. Pero tenemos que atravesar una rotonda con semáforos en la que varios se abren a la vez. No podemos entrar en el parking, compro cable y enchufes por 8 €, aunque los tengo que montar con cuchillo y tijeras.
En el camping las niñas conocen a unas niñas de Vigo.





Kilómetros recorridos: 58 Km


Tiempo empleado: 1h 51’


Pernocta Camping Monsanto: 34,45 €

Parking Sintra: 38.796944, -9.388611



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Portugal. Día 3. Peniche, Óbidos, Mafra y Ericeira.

Finalmente la noche ha sido buena, por la mañana el viento mueve la AC y se oye a las gaviotas volando sobre ella. Después de desayunar las niñas se fueron a jugar al parque y nosotros recogimos la AC.


Pongo la autocaravana en la zona de vaciado, y después de vaciar las grises y llenar las limpias, me dispongo a vaciar el químico y al sacarlo saltó el botón para que le entre aire, encontramos un muelle pero era evidente que faltaba otra pieza. Pagamos el camping, buen precio 14,63€, y allí mismo nos tomamos un café.

Nos acercamos a los acantilados y abandonamos Peniche.


Nos dirigimos a Óbidos, aparcamos en un parking junto al acueducto que aunque es gratuito tiene barreras, que hoy están levantadas, y una caseta con los precios del parking, en la parte trasera se ve el área, junto a nosotros hay otras dos AC’s.

Óbidos es una ciudad amurallada coronada por su castillo, casas encaladas con esquinas y zócalos pintados en azul o amarillo, calles empedradas y jalonadas con muchas flores, buganvillas, madres selvas,…

Antes de atravesar la muralla ya nos encontramos puestos en la calle al estilo de los mercados medievales que ofrecen toda clase de productos, desde zumos de naranja que te exprimen en el momento hasta curiosos panes y dulces. Es un anticipo de lo que nos encontraremos en el interior la maravilla del pueblo se mezcla con un inmenso bazar como es habitual en todos los pueblos turísticos.



Entramos a la ciudad amurallada por una torreta en cuyo interior hay un gran balcón adornado con los típicos azulejos portugueses y palmas que supongo serán del reciente Domingo de Ramos. A diferencia de España, las palmas no están secas sino verdes.
Desde la parte baja del pueblo vamos hacia el castillo visitando muchas iglesias donde se advierte la celebración  de la Semana Santa, de la que también intentan hacer un reclamo turístico pero…



Encontramos algo así como una Pasión viviente aunque al entrar no habíamos percibido lo de viviente, quizás porque era mediodía y sólo había un romano que nos dio un gran susto al moverse para preguntarnos por las trillizas.

El Castillo es amplio y bien conservado, en él se está desmontando la recién finalizada feria del chocolate, lastima no haber venido unos días antes.



La vuelta la hacemos por la Vía Direita, esta si que es la calle principal llena de tiendas donde hacemos algunas compras, entre ellas una especie de licor de cerezas que se toma en unos vasitos de chocolate y que casi dos meses después no hemos probado.

Comemos en un restaurante extramuros, la comida con la promesa de un helado resulta tranquila y las tres de la tarde salimos con dirección a Mafra.

Al llegar nos encontramos unas obras delante del palacio, el parking señalado es zona azul y en las plazas marcadas no hay espacios para AC, preguntamos y nos indican que se puede aparcar en la parte trasera pero también nos enteramos que el palacio está cerrado, así que decidimos irnos para Ericeira al camping en el que hemos decidido quedarnos esta noche.



El camping tiene buena pinta, la zona de autocaravanas es una isleta de unos 300 metros para aparcar las autos a los lados y con todos los servicios en la isleta, aunque para vaciar haría falta una manguera como tiene el motorhome inglés que era el único ocupante a nuestra llegada.  En la puerta la gente que entraba y salía no nos dio muy buena impresión y el área de vaciado y llenado del exterior estaba cerrada, estaban montando una estructura de madera cerrada, así que creo que adiós al área.



Después de acomodarnos y merendar vamos a dar un paseo por la playa, y cuando vamos andando por el camino que da acceso a la misma entra la auto de la familia vasca que conocimos el primer día en Évora. Volvemos a la AC para dar el día por finalizado.




Kilómetros recorridos: 110 Km
Tiempo empleado: 2h 1’
Pernocta Camping Ericeira: 17,50 €
Parking Óbidos: 39.358187,-9.157453


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Portugal. Día 2. Évora y Queluz.


Nuestra primera noche en AC ha sido con una lluvia incesante, me he despertado muy temprano pero con el lío de la hora española y la portuguesa la verdad que no se realmente a que hora. La tercera vez que hoy cantar al gallo me decidí a levantarme, y efectivamente, era muy temprano porque en ninguna de las ACs de jubilados europeos se veía movimiento.
Después de levantar a toda la tropa y desayunar preparamos la nave y mientras las niñas se despiden de Ana, su amiga de Oporto, nosotros vamos a vaciar aguas por primera vez.
Rápidamente estamos en el parking que parece más cercano al centro donde había varias autos aparcadas y da la impresión de que han pasado allí la noche. Évora es una ciudad amurallada alrededor de la cual hay muchos parking  para facilitar la visita. Curiosamente aparcamos junto a la Ac de la familia  vasca con la que ayer hablamos al llegar al camping. La madre sale fuera a tomar un café y charlamos un rato a la misma se une una pareja mayor de la AC de al lado que llega preguntando, ¿cómo  no?, por las trillizas. Charlamos sobre las limitaciones de más de 3,5 toneladas y si es conveniente o no entrar con esa limitación.
Tomamos la avenida de la constitución arriba y nos encontramos a la izquierda con la parte trasera de la iglesia de San Francisco y decidimos dejarla de momento, y a la derecha en una pequeña plaza se encuentra la iglesia de Nuestra Señora da Graça con una fachada granítica en la que destacan los Meninos da Graça que representan las cuatro partes del mundo a cuyas costas llegaron los buques portugueses, aunque hay otras leyendas como las que sostiene que representan a las cuatro primeras victimas de la inquisición en Évora.

Llegamos hasta la Plaza Giraldo donde entramos en la Oficina de Turismo, hacemos acopio de folletos, planos, y toda la información que había, por supuesto por triplicado; pero la señorita que atendía no era muy habladora, a todo lo que le pregunto contesta con algún folleto.

Desde allí subimos por la estrecha y turística calle 5 de Octubre hasta la Catedral, la bordeamos y nos encontramos con el más importante vestigio del pasado romano de esta ciudad, el templo de la Diosa Diana.

Continuamos la vuelta alrededor de la catedral por estrechas y poco cuidadas callejas donde hay que compartir el  poco espacio de las mismas con los coches que también transitan por ellas.
Finalmente alcanzamos de nuevo la entrada principal de la catedral a la que accedemos por el arco ojival de su puerta, flanqueada por las imágenes de los apóstoles.
Nos vamos directamente al claustro, aunque a lo largo del viaje vamos a encontrarnos con preciosos y sorprendentes templos, al igual que me pasó en la zona de Oporto, los claustros en Portugal me parecen maravillosos. 

Callejeamos hasta alcanzar de nuevo la Avenida de la  Constitución desde donde nos dirigimos a la Iglesia de San Francisco aunque primero visitamos la anexa Cueva dos Ossos. La capilla se construye en el siglo XVI cuando los cementerios de los conventos franciscanos están llenos y hay que exhumar los cadáveres, la construcción se realiza con los huesos de mayor tamaño que son fijados con una argamasa realizada entre otras cosas con los restos de los huesos más pequeños.

“Los huesos que aquí estamos, por vosotros esperamos”

Volvemos a la AC y nos vamos a ver el Acueducto el otro gran resto romano de la ciudad, después de una rápida parada nos vamos a comer a Mcdonald que con las niñas siempre es una garantía de éxito, aunque en esta ocasión el postre es diferente al de España.
Después de la comida ponemos rumbo a Queluz, vamos por autopistas de peaje aunque por suerte son de pago tradicional y además no me resultaron demasiado caras. Cruzamos el Puente 25 de Abril para acceder a Lisboa y el peaje de éste si me resulta excesivo, desde allí a Queluz es un paseo a pesar de que me paso una salida de la autopista y hacemos unos kilómetros de más.
Cuando accedemos al palacio nos comunican que en una hora cierran, por lo que tenemos una hora para ver 30 salas y los jardines, lo clavamos. El palacio de aire versallesco merece muy mucho la pena y los jardines también. Su construcción la inicia Pedro III en el siglo XVIII y aunque en la misma participan arquitectos, decoradores y jardineros de toda Europa no pierde su esencia portuguesa especialmente con la presencia de la famosa baldosa azul, los azulejos.

Nos vamos a hacer noche en Peniche, paramos a echar Gas – Oil, las niñas ponen las tres mellizas y las tres mellizas se entretienen hasta el fin del viaje.
El camping de Peniche resulta muy económico y desde la auto vemos los acantilados y como en ellos rompen las olas, detrás un parque para que las niñas jueguen. Decidimos cenar dentro porque hace “rasquilla” después de que todas las mujeres pasen por la ducha. Las niñas no cenan, devoran; se acuestan temprano y aprovecho  para escribir estas notas.
Estamos al lado de la carretera aunque no pasan muchos coches, mucho aire que hace tintinear algo metálico sobre los mástiles de las banderas, ¿habrá sido buena elección?




Kilómetros recorridos: 260 Km
Tiempo empleado: 3h 17’
Gas – Oil: 100,17€
Pernocta Peniche Praia: 14,63 €
Parking Évora: 38.566603,-7.906596
Parking Acueducto Évora: 38.576963,-7.914472
Parking Queluz: 38.750412,-9.257185



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Portugal. Día 1. Monsaraz.

Me levanto muy temprano, a las 6 de la mañana, después de tomarme un café cargo en el coche todo lo que falta menos los edredones y las almohadas. Me voy para Hidalgo donde recojo la autocaravana que hemos alquilado, una Ilusion 630. El guarda me da las llaves y coloco todo lo del coche, el coche lo aparco en la plaza que me ha indicado y me pongo en marcha. La primera parada por supuesto en la BP antes de llegar a Alcalá para echar gas-oil que como todos los alquileres está en reserva.
Cuando llego a casa terminamos de cargar, las niñas se levantan y desde la ventana ven la AC, se visten deprisa y se van a subirse. Creo que desayunaron en la auto.
A las 10 de la mañana conseguimos emprender la marcha de nuestro primer viaje en autocaravana. Como todo domingo por la mañana el tráfico es escaso, lo que nos permite atravesar la SE-30, puente V Centenario incluido, muy rápidamente. Pero, no es un domingo cualquiera, es Domingo de Ramos y mientras dejamos atrás Sevilla pienso en lo que nos perderemos; desafortunadamente el tiempo hizo que fueran pocas cofradías las que salieran a la calle.
La emoción de la salida hizo que no se pasara por el cuarto de baño y en una media hora tenemos que hacer la primera parada.
Dejamos Sevilla y mientras atravesamos la provincia de Huelva antes de entrar en Extremadura el diluvio cae sobre nosotros, bueno sobre la Ilusion.
Continuamos por la Ruta de la Plata, A66, hasta Zafra allí la abandonamos para ir hacia Jerez de los Caballeros. Cruzamos Zafra y sus rotondas, vemos su área de AC's y al salir el navegador me indica un cruce a la derecha pero me parece una carretera mala y supongo que será un error. El que me equivoque fui yo.
Nos paramos en un alto un poco antes de los Santos de Maimona, estiramos un poco las piernas y aparece un señor a caballo que nos indica que para volver a Zafra mejor atravesar el pueblo y así lo hacemos aunque fue el primer toque al retrovisor izquierdo afortunadamente sin consecuencias, los otros fueron en los peajes de las autopistas portuguesas uno de los dos con señora en la garita que se llevó un buen susto.
Volvemos a cruzar Zafra y esta vez si tomo el cruce, pero desgraciadamente estaba en lo cierto y la carretera es bastante mala y tardaremos mucho hasta llegar a Monsaraz, lo que hace que el retraso que traemos desde la salida aumente y las visitas previstas para hoy sean ya imposibles.
Entramos en Portugal y enseguida llegamos a Mourao, tenemos que atravesar el pueblo para llegar al Castillo pero en todos los accesos nos encontramos con el prohibido a vehículos de más de 3.5t; es nuestro primer viaje, nuestro primer día, nuestra primera visita… mejor no arriesgarse y dejar el Castillo de Mourao para otra ocasión.
Cruzamos el Guadiana por un enorme puente y llegamos a Monsaraz en mitad de una lluvia torrencial, nos encontramos con un aparcamiento pero hay carteles que indican otro para autocaravanas un poco más arriba. El suelo es de piedra y con la lluvia la autocaravana patina, la dejo caer tomo carrerilla y para arriba.
Como la lluvia no cesa decidimos comer mientras amaina, las ventajas de la AC no necesitamos salir y mojarnos. La primera comida en la AC se hace con la ilusión de la novedad y hasta las lentejas se comen sin protestas, estrategias de la madre. Al ir a fregar nos dimos cuenta de que el mistol se nos había olvidado, así que el fregoteo tendrá que esperar.Aparcamos al lado de otro par de autos dejando detrás las murallas de Monsaraz y delante desde la auto vemos las lagunas artificiales del Guadiana producidas por el embalse de Alqueva, el más grande de Europa, se tardó 40 años en construirlo.
Con el fin de la comida llega el final de la lluvia y nos preparamos para comenzar nuestra primera visita alentejana, nos pertrechamos con paraguas por si la lluvia decide volver.
Monsaraz se encuentra encaramado en un monte sobre la gran llanura que es el Alentejo, tiene dos calles principales y casi únicas la Rua Direita y la Rua de Santiago. Su planta es alargada encontrando en un lado el Castillo, con impresionantes torres a las que accedemos aunque hay que tener mucho cuidado. Resulta curioso el pueblo porque es una pequeña aldea amurallada, sus calles de piedra hacen resaltar sus blancas paredes encaladas con enormes chimeneas y puertas y ventanas de arcos ojivales. El patio de armas del castillo se utiliza para festejos taurinos.
A pesar del turismo hay un gran silencio lo que lo hace un poco un pueblo fantasma, desde luego no es un pueblo para vivir. Sobre todo cuando entramos a comprar el Mistol en una tienda que pudiera ser un ultramarinos de mediados del siglo XX en cualquier pueblo de Andalucía.
Volvemos a nuestra nave y embarcamos rumbo a la capital del Alentejo, Évora. A las 18:30 estamos entrando en el camping Orbitur Évora, cuando salgo de hacer el registro hay una autocaravana española, son de Bilbao y están buscando un sitio donde vaciar y llenar porque no piensan entrar en el camping, el destino quiso que los fuéramos encontrando durante todo el viaje.
Nos instalamos sacamos mesas y hamacas, vamos al parque infantil y a la vuelta las niñas conocen a una niña de Oporto, Ana, con la que juegan hasta que las llamamos a cenar. Tuve que llenar pero lo pude hacer sin mover la auto. Probé las duchas del camping y después de cenar muy temprano estábamos acostados, el día ha sido duro.



Kilómetros recorridos: 373 Km
Tiempo empleado: 4h 9’
Gas – Oil: 113,55€
Pernocta Orbitur Évora: 23,9 €
Parking Monsaraz: 38,44232, -7.38013

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