La Bretaña 1. Candelario y Salamanca.

Iniciamos la aventura. 19 de Julio.

El lunes regresamos de Almería y después de 2 días preparando todo lo necesario a las 7:24 nos ponemos en marcha. Ante nosotros una gran incertidumbre, muchos días de viaje ¿o serán pocos porque nos volveremos?, muchos kilómetros ¿o serán pocos porque se hagan insoportables? pero muchos sitios por visitar.
Conseguimos viajar dos horas sin parar pero la pequeña después de un dolor de barriga, otro de cabeza y su insistencia en tenderse nos hace parar, pero en esta carretera no han puesto ni gasolineras ni restaurantes ni nada por lo que tardamos en conseguirlo. Nos apartamos en Villafranca de los Barros y desayunamos.
Otra parada dos horas después para repostar que aprovechamos para comprobar la presión de los neumáticos y tomar un café.

Candelario, una visita no prevista.

 Decidimos visitar Candelario, esta es una de las ventajas de viajar en autocaravana, al no tener reservas podemos alterar el viaje previsto como nos apetezca. Al entrar al pueblo una pareja se acerca para indicarnos donde podemos aparcar, es detrás del pabellón de deportes junto al campo de futbol. Aparcamos junto a otra AC que era de la pareja que nos indicó. Compramos unos refrescos en un bar y vamos un rato a un parque que hay justo al lado. La alarma saltó, no sabemos porque. Después paseamos por el precioso pueblo, a las niñas les llama la atención los canales que por las calles bajan con el agua del deshielo y las contra puertas de muchas casas. Un señor nos explica que en Candelario fue el primer pueblo de España donde se hizo chorizo y que cada 6 cochinos que se mataban se hacía lo mismo con un toro para usar las tripas en el embutido de los cerdos. Para sacrificar al toro se ataba éste a las argollas de al lado de la puerta y desde esa especie de burladero se apuntillaba al toro.
Tras el agradable paseo por la tranquilidad del pueblo comemos en la auto, charlamos con la pareja de la auto vecina que nos indica que en Salamanca durmieron en el parking de la iglesia de la Santísima Trinidad, que era nuestro sitio previsto, y sin problemas y con varias autos más.

Salamanca. Una fiesta para los ojos y para el espíritu.

A las seis y media estábamos en el parking, con alguna vuelta de más por  no entender lo que indicaba el Igo. Después de asomarnos al Tormes lo cruzamos para “perdernos” por esta concurrida pero serena ciudad.
El primer rincón que disfrutamos es el Huerto de Calisto y Melibea, lugar donde se cuentan vivían sus amores los personajes de La Celestina. Nos seguimos adentrando en la ciudad y vemos la fachada principal del Convento de San Esteban y nos asomamos al  Palacio de Anaya.
En la Plaza Mayor hacemos una obligada parada y recordamos nuestra estancia en Madrid.
De camino a la Universidad compramos unos helados y vemos la casa de las conchas.
La plazoleta frente a la Universidad esta atestada de personas mirando la extraordinaria fachada plateresca, cualquiera sabe si admirando su belleza o simplemente buscando la famosa rana, ya lo dijo Unamuno: “No es lo malo que vean la rana, sino que no vean más que la rana.”
Lógicamente las niñas pasaron un buen rato buscándola mientras acababan los helados.
Lastima que la fachada estaba semicubierta por algunas obras que en ella se estaban realizando.

Al final al camping.

Volvemos hacia el río, no sin antes admirar La Catedral y sus alrededores.
Al llegar al parking las niñas juegan en el parque, seguimos  siendo la única auto, pero observamos que cada vez llega más gente y algunos con instrumentos musicales. Como nos da la impresión de que se va a celebrar algún concierto pasadas las nueve nos vamos a buscar otro lugar donde pasar la noche, recorremos los otros parking de la ribera. El de Buenaventura  está desierto y el de Salas Bajas aunque hay un par de AC’s hay alguna compañía no muy recomendable por lo que consultamos la guía ACSI y nos vamos al camping Don Quijote, aunque aquí el Igo si nos intenta llevar por un camino cortado y nos hace perder un buen rato.
Sobre las diez llegamos al camping, el encargado no tiene muy claro si están en temporada alta por lo que al final nos aplica tarifa ACSI.
Cenamos y a las doce y media todos en la cama que el día, por ser el primero, ha sido largo y duro.



Datos día 1
Kilómetros
503
Tiempo de viaje
6:42
Gas-oil
60.79 €




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Aranjuez y Parque Warner

Disponemos de un puente de cuatro días y ya teníamos reservado hotel en Pinto con los vecinos para pasarlo en el Parque Warner, pero antes de la fecha decimos comprar nuestra autocaravana, una McLouis Glamys 22 con el nuevo motor Euro5, muy equipadita y como todas... muy muy cara.
Anulamos la reserva pero finalmente se retrasó la matriculación y el que iba a ser el primer viaje con nuestra auto al final lo hicimos con otra Glamys 22 que nos prestó La Algabarra para que pudiéramos hacer el viaje.

Después de recoger a las niñas y embarcar a la tropa y toda la intendencia tomamos la A4. Después de una parada para un cafetito en Alcolea llegamos al Camping Despeñaperros en Santa Elena donde pasamos la noche.

Por la mañana y sin prisa tomamos el camino hacia Aranjuez, donde hemos decidido pernoctar esos días, en el Camping Internacional. Nos sorprende que para ser un fin de semana de mayo el camping está practicamente al completo y resulta un poco ruidoso por la noche, para ser de 1ª categoría la parcela asignada nos resulta algo pequeña.


Por la tarde visitamos El Real Sitio, en concreto el Palacio en el que me sorprende negativamente que no se pueden hacer fotos, años atrás se podía. Alrededor del palacio se puede aparcar sin problemas. 


Los dos días siguientes parque y más parque, es una pena que este parque con el gran espacio de parquing que tiene no habilite una zona de servicios y pernocta para autocaravanas cuando incluso las considera en sus tarifas de aparcamiento.

El parque esta bien las niñas lo pasaron muy bien pero pienso que los espectaculos son mejorables.



Kilómetros recorridos: 1.180 Km


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Portugal. Día 7. El regreso.

Iniciamos el regreso de nuestro primer viaje en autocaravana, tenemos previsto visitar Estremoz y Vilavicosa pero el cansancio ya hace mella y las niñas están un poco saturadas. 

Al llegar a Vilavicosa el parking que encontramos está un poco alejado de la zona monumental por lo que mientras las niñas comen algo yo me doy una vuelta y compro algunas botellas de vino del Alentejo. 

Seguimos camino hacia Vilavicosa, aparcamos junto a un parque con restaurante en el que comemos mientras las niñas se quedan en el parque infantil. Me aventuro a probar la migas alentejanas que resultan un fiasco. 

Reemprendemos viaje y un poco antes de las siete de la tarde estamos en casa. Después de descargar me voy para Hidalgo a entregar la autocaravana.



Ver Portugal. Dia 7 en un mapa más grande


Kilómetros recorridos: 548 Km
Tiempo empleado: 5h 11’

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Portugal. Día 6. Lisboa: Belem.

Durante la noche ha llovido sin embargo el cielo está despejado, empezamos a desayunar, a recoger, a ducharnos… le he cogido el gusto a esto de poner la calefacción y el café y después del café con la auto calentita darme una ducha.

Por la noche cuando empezó a llover quitamos el enchufe y al ir a ponerlo no funciona. Desmonto los enchufes, las niñas le piden un destornillador a una familia que está en la parcela de abajo, lo pruebo y no funciona. El padre de las niñas de Vigo me trae su adaptador para probar y tampoco, finalmente le pido al vecino de Madrid que me deje probar en su parcela y si va, así que voy a recepción y de repente se inicia una granizada en todo regla, cuando llego comprueban que efectivamente la E36 está sin luz, cuando escampa aprovecho para comprar el pan y vuelvo a la parcela para preparar unos bocatas y salir lo antes posible. Al rato llegan a levantar el diferencial y problema resuelto.

Decidimos coger lo paraguas por si se repite la granizada y cuando  estamos cerrando la auto vuelve  con más fuerza, nos refugiamos en recepción hasta que podemos remprender la marcha.

Esta vez el autobús tarda menos pues nos bajamos en Belem y no llegamos hasta el centro, además va casi vacío mientras que ayer iba totalmente lleno. Definitivamente el Jueves Santo no es fiesta en Portugal y el Viernes Santo si lo es.

Nada más bajar nos vamos a la cola para entrar al Monasterio de los Jerónimos, las niñas se sientan en la escalinata de la puerta principal a la iglesia del monasterio y unas, digamos orientales, le echan fotos y vienen a preguntarme que por qué las chinas les echan fotos a ellas.

Al llegar a la entrada nos enteramos que hoy no cobran, es gratis, aunque te dan los billetes. Nada más entrar accedemos al claustro, para mí los portugueses son especialistas en majestuosos claustros como los de las catedrales de Oporto o de Évora, pero éste sin duda los supera a todos. Recorremos sus galerías inferiores donde está la tumba del famoso poeta portugués Fernando Pesoa y subimos a las superiores por la escalera principal cuando todavía no nos hemos sobrepuesto de observar esta maravilla del XVI accedemos al coro alto de la iglesia y si del claustro ya había oído hablar, la iglesia manuelina no le va a la zaga, simplemente grandiosa.


Por una especie de túnel bajamos para ir a la iglesia, a la entrada observamos un Cristo parecido a los vistos en Óbidos y San Roque. Recorremos el interior y en la salida descubrimos la tumba de Vasco de Gama.


Cuando salimos vemos que la entrada al Museo Arqueológico Portugués está allí mismo, el Museo está dentro del propio monasterio. La foto de la entrada es de un sarcófago egipcio y como la pequeña ha dado en clase la cultura egipcia decidimos entrar aunque no visitamos todas las salas y otras las pasamos muy rápidamente. Al llegar a la parte dedicada al antiguo Egipto la experta nos ilustra sobre papiros, Nefertitís y momias de la que vemos un ejemplo.

Al salir decidimos comernos los bocadillos en el parque entre el monasterio y la torre de los descubrimientos, al acabar nos vamos para el monumento. Justo delante en el suelo hay una gran rosa de los vientos con un mapamundi en su interior donde están señalados los descubrimientos portugueses.

Me acerco al monumento y veo que se puede subir, hay un ascensor, pero creo que no merece la pena pagar 3 € sólo por las vistas, así que fotos de rigor y en marcha hacia la torre de Belem. El camino se hace largo, además cuando creemos estar llegando comprobamos que el paseo está cortado por la entrada a unos pantalanes de atraque por lo que hay bordearlo, el rodeo es bueno.

Llegamos a la torre y las niñas se dedican a apuntar con los cañones, salimos al patio y después bajamos a las mazmorras donde tengo que entrar casi a gatas para estar de pie meto la cabeza en una especie de respiradero.


Subimos a la primera planta pero para continuar hay que subir por una estrecha escalera de caracol donde además hay  un importante trasiego de gente por lo que Lupe se queda con las niñas y con la mochila y subo yo sólo. La subida se hace eterna, pero no más que la vuelta hasta los Jerónimos que ya el cansancio va haciendo mella.

Nos acercamos a la pastelería de Belem pero la cola sigue siendo grande por lo que mientras Lupe hace unas compras yo me acerco a otra pastelería y compro los pasteles allí.
Cogemos el autobús y volvemos al camping. 

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Portugal. Día 5. Lisboa: Baixa, Alfama y Barrio Alto.


Nos tomamos la salida tranquila, decido afeitarme y ducharme en la auto para probar y de lujo, calentito con el agua suficiente y lo mismo el espacio, suficiente hasta para mí.

Cogemos el autobús 714, no es caro 8,75 los cinco. Pero tarda muchísimo en llegar al centro casi una hora. En una parada de Belem vemos de nuevo, y por última vez, a la familia vasca a la que saludamos desde el autobús.


Bajamos en la plaza Figueira, donde compramos abonos transporte para 1 día a 5 € más 0,5 de la tarjeta 7 colinas. En la cercana plaza de Santo Domingo nos sorprende la presencia de muchas personas, hombres principalmente, de raza negra. Parece ser que en la semi destruida iglesia del mismo nombre hubo un párroco originario de Guinea, por lo que sus compatriotas iban allí para oírlo predicar y desde entonces es costumbre que se reúnan allí. Después tenemos que hacer una parada técnica en el McDonald de la Praça Dom Pedro IV. Una vez todos listos enfilamos la peatonal Rua Augusta. Se trata de una calle turístico – comercial donde compramos algunos recuerdos. Por el arco de la Rua Augusta desembocamos en la Plaza del Comercio.



Observamos y cruzamos esta gran plaza hasta llegar a las aguas que el Tajo a vertido en el Mar de la Paja buscando el Atlántico y decidimos quedarnos allí a comernos unos bocadillos, mientras observamos el puente 25 de Abril y el Cristo en la colina del Almada al otro lado del estuario.  Aparece un señor que tiene una curiosa forma de alimentar a las gaviotas y que entretiene al turisteo.

Volvemos hacia el centro por la Rua Prata, en una tienda compramos unos zumos y una bola de carne y queso que supongo será algo típico de Lisboa, pero la verdad es que no es gran cosa.

Nos vamos hacia la Catedral y allí subimos al tranvía nº28, damos una vuelta por Alfama, hasta llegar al Castillo de San Jorge. Empieza a llover y nos refugiamos en una parada de autobús, cuando llega subimos y nos vamos de nuevo a la parte baja.

Vamos al elevador de Santa Justa en el que hay una cola importante, subimos y admiramos Lisboa desde otro punto de vista. Ya en el barrio alto tomamos un café en una plaza junto a las ruinas del Convento do Carmo  destruido por el terremoto de Lisboa de 1755. Junto a las ruinas hay cuartel de la guardia nacional republicana cuya puerta vigila un soldado con uniforme de gala y sable al hombro.


Nos ponemos a andar para buscar el  ascensor de la gloria y sin querer encontramos la magnífica iglesia de San Roque, bajamos y llegamos a la Praça dos Restauradores desde donde pasamos por la Estación de Rosio y de allí volvemos a la iglesia de Santo Domingo en la que admiramos su semidestruido interior, desde allí a la Plaza Figueira para iniciar la vuelta.

Cogemos el autobús, desde donde vemos una impresionante cola en la pastelería Belem, los franceses que van detrás de mí en el autobús me dicen que por la mañana era igual.

Al llegar al camping lo primero voy a vaciar y llenar. Las niñas se tranquilizan haciendo una cruz adornada con flores y después viendo vídeos de semana santa, que se echa de menos, y no se portan mal ni para acostarse.




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